domingo, 22 de mayo de 2011

Perla de leche liberandose del café negro



La ciencia es bella porque nos brinda nuevas perspectivas de nuestros alrededores, de la naturaleza, de la vida. Un acto tan cotidiano como el verter unas gotas de leche al café está lleno de momentos dinámicamente dramáticos que nuestros ojos desnudos son incapaces de percibir.

Gracias a las cámaras comerciales, como las añadidas a los celulares, que alcanzan velocidades de captura de 500 cuadros/segundo, es posible que cualquiera capte los detalles de la colisión de las gotas de leche en la superficie del café, como es este caso.

Cuando la gota de leche se precipita en caída libre, aumenta su velocidad y adquiere una forma esférica; efectivamente, la tensión superficial fomenta la adquisición de tal simetría óptima: el máximo de material en el mínima superficie.

En el momento en que la leche colisiona con el café, la leche tarda un tiempo en incorporarse en el negro líquido; de hecho, se presenta una gama de movimientos. La perla de leche se sumerge en el café, cual pelotilla perdiendo su velocidad inicial en una tensa sabana; incluso la gota se aplasta en el choque inelástico mientras forma un cráter en la superficie oscura. Después, tanto la tensión superficial del café y la leche causan que la perla blanca se reconstruya y rebote, mientras tanto el cráter producido en la colisión tiende a cerrarse violentamente causando que las orillas del café conformen una columna oscura que asciende pegada y tras de la pelotilla blanca.

Más aún, hay un instante, capturado por esta fotografía, donde la energía cinética de la columna de café se agota y la perla lechosa todavía cuenta con un poco más energía cinética. Así, en la imagen se puede observar como un hilo oscuro de café  que apenas si roza a la esferilla blanca. A los 0.14 segundos después del choque, la perla se ha liberado de la oscura columna. Finalmente, la leche cae de nuevo en el café, esta vez con menos energía cinética, en un choque menos violento, de modo que la perla de leche se diluye e incorpora al café negro.

Sin el apoyo de los instrumentos adecuados y del método científico nos perderíamos de tal vaivén entre estos dos fluidos, pensaríamos que al gota de leche únicamente dejo tras de sí la energía disipada con forma de sonido, de un “gluup!” en el café.