sábado, 26 de marzo de 2011

   EL   AGUA  QUE YO  QUIERO

Quiero beber un trago de agua cristalina,
el producto puro de hidrogeno y oxigeno
y no esa insípida mezcla con sabor a mentira
pócima nefasta de impronunciables químicos

Quiero embriagarme con agua en abundancia
y no con ese extraño brebaje embotellado
que venden en la tiendas, súper y farmacias
con sabor a tristeza y a un precio exagerado.

Quiero calmar la sed con agua de montaña
sin que me la racionen con objetivo insano,
pero no ese liquido que la salud nos daña
sino el agua pura que nace en el paramo.

Es preferible el agua fresca, vital y clara,
que despierta los bosques todas las mañanas
y no esa parodia que nos venden en lata
promoviendo la idea que es una bebida sana.

Yo quiero agua si, agua de la quebrada,
y que no sea más cara que el petróleo,
si el cielo la destila y en lluvia la regala
¿de dónde nacieron tantos extraños dueños?

Yo solamente pido un agua que sea agua,
no liquido prisionero de una cárcel plástica,
cruelmente explotada por una industria avara
la misma que destruye humedales sagrados.

Esa que sacrifica por oro una ancestral laguna
y arrasa sin clemencia en nombre del progreso
flora, fauna, bosques y ríos sin piedad ninguna
y con cinismo afirma que el cianuro ¡no es veneno!

Sé que parece extraño mi obstinado pedido
y tal vez  mi voz rebelde no sea escuchada,
pero yo seguiré terco, intentando ser oído
y todos disfrutemos de un agua que sea agua.

José Ramiro Floréz Méndez